GRACIAS por vuestra sensibilidad, apoyo y solidaridad, porque con ello habéis conseguido que me tiemble el pulso y se me enturbien los ojos con la lagrima contenida a la hora de firmar la solicitud de VACÍO SANITARIO para las vacas de COQUILLA.
Vosotros y sólo vosotros vais a ser la causa por la que la única rama original que hoy existe de las 4 en que se dividió la ganadería de Coquilla no desaparezca también.
Afortunadamente habeis entendido que el toro de lidia antes que grande y cornalón lo que tiene que ser es bravo.
Dado vuestro manifiesto interés me creo en la obligación de explicar las razones que me han llevado a tomar soluciones tan radicales:
Desde el año 1973 en que me hice cargo de la ganadería, hemos conseguido sobrevivir a la moda del toro grande con un toro pequeño, a la manía del toro cornalón con un toro cornicorto, a la imposición del toro tranquilo con el toro fiero, y a reconocimientos veterinarios que miden el toro con un único patrón, olvidando las peculiaridades de cada encaste; pero el que me obliguen a sacrificar una vaca con 16 años y 32 veces saneada, madre de 2 sementales y un toro de vuelta al ruedo, eso ha sido la gota que ha hecho derramar el vaso.
A partir de ahora os habéis convertido en ganaderos sin quererlo y en el futuro cada vez que salga al ruedo un toro de Coquilla, aunque sea en una novillada sin caballos, algo de él os pertenece, pues al final, sois vosotros los que habéis conseguido que siga existiendo, y por eso la familia Sánchez Fabrés os estará eternamente agradecidos.
Vamos a seguir, aún sabiendo que es inútil luchar contra el sistema, porque al encaste de Coquilla al igual que al olmo de MACHADO hendido y partido por el rayo algunas hojas verdes de esperanza le han salido.
Juan Sánchez Fabrés
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