Santa Coloma sigue en horas bajas. Son muchos años alejada de las ferias y, las figuras que antaño se le acercaban, ahora miran el encaste a kilómetros de distancia. La báscula, la subida del tamaño del toro y la globalización galopante en la ganadería brava, unificadora hacia un determinado tipo de toro, dejan desde hace años al menudo torito cárdeno en fuera de juego.
Sin embargo, y como en todo, hay excepciones que entroncan con lo que tradicionalmente ha sido este encaste y que conservan intactas las virtudes de una embestida diferenciadora. Si bien el panorama para la ganadería de Ana Romero no es tampoco para lanzar las campanas al vuelo, sí puede presumir de servir toros a las figuras como ninguna de sus congéneres.
"Hay ciertos toreros, como por ejemplo El Juli, que no se arruga con este tipo de corridas. Personas que tienen esa cabeza, que hay varias entre las figuras del toreo, y esa preparación y esa capacidad técnica para la lidia, entiendo que quieran torear este tipo de toros porque las diferencias se marcan en esos momentos. Con otros toros es muy difícil marcar diferencias", asegura Lucas Carrasco, representante de la vacada gaditana.
Pese a ello, son contadas las ocasiones y siempre alejadas del gran circuito. Pero suficientes para que los nuevos aficionados abran los ojos y no relacionen el clásico Santacoloma con el concepto cerrado de ganadería dura:
Entiendo que haya figuras que quieran estos toros, porque con otros es difícil marcar diferencias "El momento actual de Santa Coloma no está representando en nada para lo que fue. Nada, nada. Creo que no sólo los nuevos aficionados, sino también muchas figuras del torero de hoy en día, no conocen lo que es esto de Santa Coloma. Ha llegado a tal ostracismo este tipo de toro que se ha perdido en muchas ferias, en gran parte de las ferias", explica Carrasco.
"A parte que se ha perdido el concepto de lo que ha sido. Ahora se interpreta que el toro de Santa Coloma tiene que ser tobillero y tener mala leche, un marrajo y el toro de Santa Coloma ha sido siempre un toro de un comportamiento bravo y enrazado pero sin ser el demonio".
"Las razones de la situación que vive el encaste no tiene nada que ver con el momento actual, no es algo de ayer para hoy. Es como lo de Cataluña, que no es casual, no es de un momento. Imagina que se quisieran cargar los toros hoy en día en Bilbao, pues no podrías, no es posible. Es una labor de mucho tiempo y en ese sentido los cambios son cuestión de mucho tiempo. El encaste Santa Coloma ha ido reduciendo progresivamente su presencia en el toreo, pero no es cosa de un momento concreto sino un cúmulo de circunstancias", continúa narrando convencido el ganadero.
Los motivos de este receso parecen claros y, "probablemente, el mayor daño a Santa Coloma se lo hayan hecho aquellos años en los que se pretendió un toro muy grande, con muchísimos kilos. Además, este toro requiere hacerle las cosas muy bien, no te permite desde el principio perderle la cara, sino estar muy pendiente", asegura Carrasco.
Son diferentes las opiniones en este sentido, sobre todo en ganaderos de éste encaste con respecto a los de otros. Si aquellos se quejan del 'gueto' del que se consideran objeto, muchos de los ganaderos de las procedencias dominantes consideran que su situación de privilegio responde básicamente a que su toro embiste más y mejor que otros.
El momento actual de Santa Coloma no refleja en nada lo que ha sido este encaste
Carrasco, naturalmente, es de los primeros: "Lo que está pasando es un reflejo de la propia vida. Cada día es más cómoda y más llevadera, se tiende a eso. Y el toreo se ha hecho más cómodo y más llevadero. No es lo mismo hoy en día que hace 30 ó 40 años, ha evolucionado. El interés que mantiene el toro de Santa Coloma es que trae consigo una personalidad fuera de lo que hay ahora mismo, con una expresión y un comportamiento totalmente distinto. El tema de la báscula y de generalizar el tamaño del toro a todos los encastes denota falta de afición".
Ante una situación como la que, desde hace años, vive el encaste Santa Coloma y después de constatar los innegables vicios del sistema, no estaría de más tampoco algo de autocrítica. El toro de 'Domecq' ha proliferado y se ha extendido tanto que, entre unas ganaderías y otras, no es posible establecer comparación. Ese animal que para los simplistas es el gran enemigo, ha demostrado importantes resultados en la plaza aparejado a las vacadas que son punta de lanza hoy en día del toro actual.
"Bueno, eso está bien" -dice el ganadero de Ana Romero-. "A mí como aficionado me parece perfecto porque lo bonito de nuestra Fiesta es que sea distinta, diversa. Que haya toreros y toros distintos. Eso es lo bonito. El toro bravo siempre tiene interés, venga de donde venga. Igual que el toreo. Al toreo no podemos ponerle una expresión única, sino que es una variedad de interpretaciones".
"Del encaste Domecq, hay muchas ganaderías que compraron hace algunos años, 20 ó 30 años y que están en primerísima línea, por encima de aquellas que le vendieron. Pero bueno, las consecuencias de esa decisión la sabrán aquellos que le vendieron. En este concepto, ser ganadero de Santa Coloma es muy difícil y conlleva el no ser comercial, entendiendo por comercial que te lo maten las figuras. Sin embargo, hay ciertos nichos (Francia, sobre todo) donde demandan un tipo de toro distinto o más variado donde podemos recurrir Santa Coloma y otros encastes, con otras personalidades, que están desapareciendo".
Reflejo de lo que expone Lucas Carrasco, es el 'plan de estudios' cada vez más uniforme y limitado de muchas la Escuelas taurinas en el aspecto ganadero. Algo así como relacionar el éxito a un tipo de toro y rehuir otros encastes en la propia formación, lo que redunda en un aprendizaje cada vez menos integral y más específico:
"Nadie nos pide animales para los chavales que empiezan, ninguna Escuela Taurina nos ha pedido venir al campo para probar con estos animales. Hoy la vida corre demasiado deprisa en cualquier tipo de profesión y se quieren resultados en el corto plazo. Los chavales, hay algunos que tienen más paciencia y otros menos. Pero en general todo lo que nos rodea va demasiado deprisa".
Pero Lucas no se aburre y, como él mismo niega con firmeza en la voz y casi incredulidad ante la pregunta, "nunca se nos ha pasado por la cabeza cambiar de encaste y probar otra cosa. Yo soy ganadero, tengo un encaste y lo voy a defender pero como aficionado me gusta ver cosas distintas y hay muchas ferias a las que no voy porque sólo dan lo mismo. Para ver el mismo tipo de toro es que no voy, a mi me gusta ver ganaderías distintas".
¿Y el toreo?. El criador de Ana Romero lo tiene claro: "Las ganaderías con temperamento, raza y bravura ayudarían a defenderlo, a defender la Fiesta en estos momentos convulsos. No tengo ninguna duda. Aunque el toro siempre es toro, cuidado, y busca coger", advierte Carrasco, midiendo su discurso.
El que predomine un mismo tipo de toro uniforma el toreo, claro que influye Pero no el toreo como causa, sino como acción. "Hombre, que predomine el mismo tipo de toro uniforma al toreo. Claro que influye. Y en las decisiones de la empresa y de los apoderados. Hemos visto la Feria de Fallas, que cada cual saque sus conclusiones. Hay ganaderos que buscan un comportamiento más enrazado, que las ha habido, y después ha habido otras ganaderías donde van otros toreros, que van con muchísimo mérito pero de otra forma".
"Ahora, eso sí, yo creo que eso hace más daño que beneficio en el largo plazo y más porque hay ciertas circunstancias que rodean a todo esto con mucho interés en atacar que, si el toro es toro, fenomenal, pero si el toro es un borrego, ¿qué mérito tiene el torero? podrán decir", razona el ganadero.
La ganadería de Ana Romero es corta, un inconveniente según el ganadero. Pero el mercado manda: "Con ganaderías medias, las cartas se manejan mejor. Lo contrario es duro porque dependes mucho de muy pocas corridas". Otra peculiaridad de la vacada de Ana Romero son las fechas en las que practican los tentaderos y, por ende, la forma de llevarlos a cabo:
"Son muy en la intimidad. No porque no queremos que venga nadie, sino porque los hacemos en unas fechas complicadas para los toreros, en los meses de junio a septiembre.
Vienen toreros como Julio Vega ‘Marismeño', Antonio Lozano, Emilio Oliva, Luis Vilches, que desde luego tiene mucho que decir, Daniel Luque ha venido muchísimas veces... tentamos sólo 50 ó 55 eralas. Nosotros disfrutamos del toro que tenemos porque es un ganado único -prosigue Lucas- y es una pena que no haya más y se pueda ver más, porque es súper especial y distinto que muchas plazas no ven y muchas ferias que dan siete corridas ni se enteran".
Cinco corridas tenía para este año y una ya la quemó hace unos días en Arles, echando un toro extraordinario pero fallándole las fuerzas al conjunto: "Lidiaremos otro toro en una concurso de Arles y otro más en la Concurso de Zaragoza. Corridas completas irán Bayona, Dax y Burgos si los toreros quieren. La otra va par Calahorra".
Lidiar una corrida en Las Ventas es absolutamente inviable por lo que hemos hablado antes
¿Y Madrid? ¿Es una quimera sin plantearse sacar el toro de tipo?: "Lidiar como corrida de toros en Madrid es absolutamente inviable, por las circunstancias que hemos hablado antes. No le puedes pedir a un toro de Ana Romero que tenga la cornamenta de otro de Samuel Flores. Samuel cuatriplica la dimensión del pitón del de Ana Romero pero la misma importancia tiene un toro en puntas, fino, engatillado arriba, que otro que tenga un metro más de pitón. Bueno, para el torero peor, porque entra mucho antes un derrote del que es más corto de pitón que el del otro. Es mucho más peligroso".
"Madrid es una plaza especial, distinta, con mucha repercusión pero no sé, para Ana Romero con cinco corridas y con el tipo de toro que están pidiendo, no se dan las circunstancias. Yo encantado de ir, en la fecha que sea. Pero Madrid ya no admite este tipo de toro, ni fuera incluso